No solo las madres cuidan de sus hijos, sino que los bebés también cuidan de sus madres. Mientras se encuentra en el útero, el feto puede enviar sus propias células madre a los órganos dañados de su progenitora para restaurarlos o repararlos. La transferencia e incorporación de células madre embrionarias en los órganos de la madre se llama microquimerismo uterino.
Durante el embarazo se produce una simbiosis increíble entre madre e hijo. Entre otras cosas, comparten sangre y células, algunas casi magicas que provocan lo que se conoce como “microquimerismo fetal”.
Hay bebés que salvan la vida de sus madres, y lo hacen gracias a un hallazgo maravilloso: cuando el bebé se gesta en nuestro interior puede liberar células madre pluripotentes capaces de regenerar tejidos e incluso de detener algunas enfermedades.
El tema puede sonarnos sin duda a ciencia-ficción, lo sabemos. Sin embargo, este aspecto no es nuevo, y más si tenemos en cuenta que se conoce ya desde hace tiempo algo llamado “Microquimerismo“. Nos referimos al descubrimiento al que se llegó hace tiempo al ver que muchas mujeres tenían aún mucho después de su embarazo células con el cromosoma Y en su organismo.
Estas células masculinas provenían nada más y nada menos que de ese bebé varón que habían dado a luz hacía años y cuya presencia, seguía impresa en su cuerpo. Ahora bien, lo que es relativamente nuevo es el hecho de que esas células polivalantes (células madre al fin y al cabo) fueran capaces de curar algunas enfermedades presentes en la madre.
Es un tema fascinante, hermoso y lleno de maravillosas posibilidades para la medicina del que te hablamos a continuación.
Fuente: Eres Mamá.